La igualdad de género es uno de los valores fundamentales de la Unión Europea, que se remonta a 1957 con la introducción del principio de igualdad salarial. A pesar de los esfuerzos internacionales, liderados por iniciativas como la Declaración de Beijing, la igualdad de género sigue siendo esquiva, como destaca la evaluación de ONU Mujeres en 2022. La discriminación contra las mujeres persiste, agravada por factores como la raza, la discapacidad y la nacionalidad. Las mujeres migrantes y refugiadas, especialmente aquellas que huyen de zonas de conflicto como Ucrania, enfrentan una discriminación agravada. Para abordar estos desafíos, el sector educativo debe fortalecer su capacidad para apoyar a las mujeres migrantes y refugiadas, fomentando la inclusión y la ciudadanía activa. Los proyectos deben priorizar herramientas innovadoras y formación para educadores, junto con promover la conciencia intercultural. Comprender la marginación histórica de las mujeres es crucial para avanzar en la igualdad de género, al igual que el desarrollo de materiales didácticos inclusivos que aprovechen el poder del storytelling para la inclusión social. Además, es imperativo mejorar la capacidad de los proveedores de educación para servir como catalizadores del cambio dentro de sus comunidades.